17 de agosto de 2009

CróNiCa De MeDia NoChe...


Me asuste, me asuste muchísimo, de mirar al cielo y encontrar aquel lugar o de perder el equilibrio por ese bulevard de ensueño, no lo recuerdo. Ya no eran canciones, era mi propia historia, el sueño construido una noche de verano en la que reencontré el sentido de toda melodía cantada en etapas anteriores; en las que perdoné fantasmas y a ese propio yo, y en donde el rencor y el dolor que llevaba dentro volaron por siempre en un viaje sin retorno.
Y entonces nos encontramos. Te abrace, más fuerte de lo que recuerdo haber hecho nunca y me abrazaste, con la misma ternura de siempre. Santa Clara, Urgull, el puerto, el paseo de la Concha, el Palacio Miramar, el mirador de antes y todo, me hicisteis dudar… de cuanto ví y por cuanto sentí en ese mismo instante.
Y entonces recordé, que la sensación de antes no era tan cierta, porque mi vida no era como la había imaginado, sino que era aún mejor. Y rescatamos, revivimos, o más bien urgamos para encontrar respuestas de antaño, entre dimes y diretes que ya no logramos descifrar, desmarañar en un contexto que nos alejaba muy mucho de un pasado aparentemente tan cercano.
No eramos los mimos, eramos distintos, mejores y solo el incierto tiempo nos había dado la respuesta a todas esas cosas habidas y por haber escondidas en el baúl de nuestros recuerdos. Cuidando la luz, farolillo en mano me despedí de todo, de mi ciudad, de ti, de mis recuerdos pasados y futuros estrenos. No fue un hasta siempre, sino un hasta mañana, de esos que retornan… porque las cosas que uno ama de verdad se sienten vivas muy adentro, en un lugar donde nadie ni nada es capaz de llegar por mucho que se empeñe en ello. Ni siquiera el miedo…

14 de agosto de 2009

FrenTe a Sta CLaRa...



Y aún así siempre hay gente que sale escaldada, torcida de verdad, con los brazos en alto y perdigonazos en los sobacos esperando a recibir un dardazo más porque de hecho, es lo único que conocen. Pero tú le abrazaste fuertemente para que no doliese más, le enseñaste el mar y entre aquella historia y otra le contaste que también le sabrían querer mejor, que los secretos de su pasado ya no removerían molino, como el agua de anteayer, y que el atardecer que se dibujaba en sus pupilas sería suyo y de quien elijiese a partir de ese preciso instante.

Ese momento en el que él te quiso para siempre, donde hizo un voto de silencio consigo salvaguardando tú lugar allí donde estuvieras. Y te llevaste el sol, los colores y los atardeceres descubiertos en los embarcaderos del norte de su alma, y él volvío a pasear, pero sin la misma sonrisa, con disntito sentido pero con idéntica melancolía.

Una nostalgia que acompañaría a tu asuncia hasta el fin de su sentimiento, hasta el próximo rescate, el de otro amor de verdad, de esos que te cambian la vida y que te hacen ser el mejor de los mejores movidos por un sentimiento que entiende de todo menos de dardazos y dolorosos perdigonazos. Ya muy lejos de poner los brazos en alto y gritar hasta caer rendido bajo unos pies que al levantarte te hacen reconocer cuan cerca del suelo te encuentras, y es que desde el cielo, todo tiene una perspectiva mucho mejor.



http://www.youtube.com/watch?v=b5bN3GbQt-4

5 de agosto de 2009

EsPeRanDo aL aLBa...


Se me fue todo el drama, se me fue la inspiración y todo lo carcomido por los años en aquella historia sumergida en el trastero de los muebles viejos. Tuviste la necesidad de regresar, de enmarañar historias, de enredarte tú a pesar de los demás, de bloquear, de hacer y deshacer a tu aparente antojo para empezar a entender. Comprender el sentido de las cosas simples que te llevarían a las más complejas. De asumir que un momento puede cambiar el rumbo de la dicha y con ese rumbo el sentido de una historia, tan grandiosa y única que hoy te hace concebir secretos en principio indescifrables, para tu propia insatisfacción. Esa a la que tu prefieres dormir, diez, doce y quince horas sin saber muy bien porqué, con la que hablabas de melancolía, de un pasado de cobardía, en una historia de soledad de la que no sabes entender, como, cuando y porque... Donde quedó la historia de principio fin que tan bien planeaste aquella noche de enero en esa esquinita que albergaba tus sueños de mago y artista. En la que sentirte el tronista de un reino ajeno. Pero nadie te adivirtió, y no tuviste a quien hacer caso, porque poco sabías entonces que nadie sabía nada. Y la importancia del saber es casi infinita, porque ahí se esconden los secretos del despertar, esos a los que aún esperas, con tu drama, con tu inspiración, con las ganas locas de que suene el ring ring del despertador en esa esquinita que alberga tus sueños de mago y artista...